La autoestima es la evaluación que cada uno de nosotros realiza de cómo somos (puntos fuertes y débiles).
“Es lo que yo creo y siento de mi mismo, no lo que el resto de personas piensan de mi”.
Hay que matizar que lo que el resto de personas piensan de nosotros influye en lo que nosotros pensamos de nosotros mismos y a la inversa. Somos seres sociales y este factor es inevitable que influya, pero no es determinante.
La autoestima tiene dos componentes: la habilidad o capacidad personal que creemos tener y el respeto hacia nosotros mismos.
La manera como nos sentimos respecto a nosotros mismos influye decisivamente en todos nuestros actos y en todos los aspectos de nuestra vida: en el laboral, en nuestras relaciones de pareja, en la relación con nuestros hijos o alumnos… Nuestra forma de actuar y de hacer ante los acontecimientos diarios depende de el autoconcepto que tenemos.
El nivel de autoestima varía de las evaluaciones que nos vamos realizando a nosotros mismos durante toda la vida, retroalimentándose continuamente, por esta razón tener una vida con un pensamiento positivo y resolutivo ante las circunstancias y adversidades que se vayan presentando, es de gran importancia para una buen mantenimiento de nuestra autoestima.
Cuanta más alta sea nuestra autoestima, mejor preparados estaremos para hacer frente a las adversidades, y más posibilidades de conseguir establecer relaciones enriquecedoras basadas en el respeto. Por lo que más disfrutaremos de la vida.
Todos conocemos personas que nos hacen sentir bien solamente con estar cerca de ellas, hecho que nos hace estar más tranquilos y confiados con nosotros mismos.
A continuación os dejo algunas acciones que podemos llevar a cabo todos para producir éste efecto en todas las personas de nuestro alrededor:
- Sonreír y saludar amablemente, llamando a las personas por su nombre cuando sea posible.
- Hacer servir la comunicación verbal y no verbal que indique respeto. Mostrar interés por la salud de los otros.
- Expresar alegría ante los éxitos del resto y mostrar apoyo y comprensión ante los problemas de los demás.
- Reconocer y compartir abiertamente la responsabilidad de los errores.
- Valorar y reforzar los logros conseguidos por el resto.
- En caso de crítica, es importante que ésta se realice de forma constructiva y con respeto.
- Decir con frecuencia “Te quiero”, “te aprecio”, “me gusta de ti…”, “he aprendido de ti…”, etc.
- Escuchar con atención al resto de forma activa y sin interrupciones.
- Elogiar al resto y destacar sus puntos fuertes.
- Decir, “lo siento” o “no lo sé” cuando la situación lo requiera, evitando fingir saberlo todo o tener siempre la razón.
- Agradecer gestos que normalmente damos por hechos sin valorar el esfuerzo.
- Ser asertivo.
Me resulta interesante el tema, en las aulas tenemos bastantes alumnos que no se valoran, no reconocen lo positivo.