Las mascotas juegan un papel muy importante en nuestras vidas. Generalmente nos ofreces compañía, aumenta nuestra calidad de vida, nos ayudan a reducir el estrés y las probabilidades de sufrir depresión. Sin embargo, juegan un gran papel en el desarrollo de los niños y en su educación.
Tener una mascota en casa obliga a los niños a asumir ciertas responsabilidades que cambian en función de su edad. Puede empezar asegurándose de que la mascota tenga siempre agua limpia y comida, y posteriormente empezar a bañarla, cepillarla y limpiar su caja de arena o sacarla a pasear si es necesario. Todo esto hace que aumente su autoestima, mejore su integración en el ámbito familiar y contribuye a su desarrollo educativo y social.
Mascotas y equilibrio emocional en el niño
Tener una mascota a la que cuidar mejora el equilibrio emocional del niño al mismo tiempo que fomenta el respeto hacia los demás y la empatía. Mediante los juegos, se crea un vínculo emocional entre la mascota (generalmente un perro o un gato) y el niño, convirtiéndose así, después de sus padres, en un gran soporte emocional para el niño a quien no dudará en recurrir cuando tenga un mal día o un sentimiento de soledad.
Recientemente, se ha demostrado que las personas que durante su infancia han estado en contacto con animales, tiene una mayor empatía y son capaces de afrontar mejor los problemas que encontramos a lo largo de nuestra vida. Las mascotas son seres vivos extraordinarios, que no solo nos ofrecen compañía y amor condicional, sino que además nos ayudan a crecer como personas.